-Dice el maestro:
¿Cuáles son las cosas que no hacemos porque no tenemos voluntad, y cuales las que no hacemos porque son arriesgadas.?
He aquí un ejemplo de lo que confundimos con falta de voluntad: hablar con desconocidos. A no ser una conversación casual, un simple contacto, un desahogo, raramente hablamos con descocidos.
Siempre pensamos que -es mejor asi.
Acabamos por no ayudar ni ser ayudados por la Vida.
Nuestra distancia hace que parezcamos muy importantes, muy seguros de nosotros mismos. Pero, en la practica, no dejamos que la voz de nuestro angel se manifieste a través de la boca de los demás.
Etiquetas: Fragmentos III
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